La Biblia es la única revelación inspirada, infalible y autorizada de Dios de sí mismo al hombre en forma escrita (2 Timoteo 3: 16-17).

Creemos en un Dios, que existe eternamente en tres Personas: Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. (1 Juan 5:7)

Creemos en la deidad del Señor Jesucristo (Juan 1:1), Su nacimiento virginal (Mateo 1:18), Su vida sin pecado (2 Corintios 5:21), Sus milagros (Hechos 10:38), Su muerte vicaria. como el único sacrificio por el pecado del mundo (1 Juan 2:2), Su resurrección corporal de entre los muertos (Lucas 24:39), Su ascensión a la diestra de Dios como nuestro intercesor (Hebreos 7:25), y Su futuro regreso en gloria, primero para raptar a Su iglesia (1 Tesalonicenses 4:16-18) y segundo, para establecer el reino de Dios sobre la tierra. (Apocalipsis 20:6)

Creemos en la finalidad de la obra mediadora de Cristo por la redención de la humanidad y la actual libertad de acceso al Padre.
(1 Timoteo 2:5; Hebreos 4:14-16)

El nuevo nacimiento es el único medio de recibir la vida eterna. El nuevo nacimiento implica una limpieza y liberación de la pena y el poder del pecado. Se lleva a cabo mediante la fe en Jesucristo y el arrepentimiento del pecado. (Juan 3:3,5,7; Efesios 2:8,9; 1 Pedro 1:18-20)

Creemos en la sanidad divina para todo el hombre, espíritu, mente y cuerpo y que esta sanidad se logra en la obra redentora de Cristo en la cruz y se apropia en la vida del creyente a través de la oración. (Isaías 53:5; Mateo 8:17; 1 Pedro 2:24; Santiago 5:13-15)

El bautismo del Espíritu Santo es una investidura de poder disponible para todos los creyentes. Esta llenura es posterior a la salvación y se puede evidenciar al hablar en lenguas. Este bautismo permite una expresión más profunda de fruto espiritual, un mayor crecimiento en la semejanza de Cristo, una manifestación genuina de los dones espirituales y una vida de oración más eficaz. (Hechos 19:1-6; Hechos 2:4,38-39; Hechos 10:44,45; Efesios 5:18; Gálatas 5:22,23; I Corintios 12:1-11; II Corintios 3:18; Romanos 8:26, 27; Filipenses 2:13; Juan 15:5)

Creemos en el proceso de desarrollo espiritual (santificación) realizado en la vida del creyente por el Espíritu Santo a través de la sumisión y la obediencia. Este crecimiento implica morir diariamente al pecado y vivir para la justicia (Romanos 6:1-23), encuentra expresión en una vida santa (Hebreos 12:24) y se perfeccionará con el regreso de Cristo (1 Juan 3:2).

Creemos en la resurrección de entre los muertos. Primero, el justo para vida eterna y segundo, el impío para condenación eterna. (Daniel 12:2; Juan 5:28,29; Apocalipsis 20:4-6, 11-15)

Creemos en los sacramentos de la Iglesia establecida por Jesucristo nuestro Señor: la Cena del Señor (Mateo 26:26-30; 1 Corintios 11:23-26) y el bautismo por inmersión como testimonio del nuevo nacimiento. (Mateo 28:19; 1 Pedro 3:20-22)